miércoles, 6 de abril de 2011

R.Madrid 4 | 0 Tottenham H.

Fuente: marca.com  --  Santiago Siguero

EL MADRID ARROLLA A UN TOTTENHAM CON DIEZ DESDE EL 14'
El Real Madrid atisba las semifinales de la Liga de Campeones tras golear a un Tottenham que eligió el peor escenario posible para mostrar su versión más blanda. Blandas fueron las manos de Gomes en dos de los cuatro goles, o el marcaje sobre Adebayor, que cabeceó sin oposición para hacer sus dos dianas. La segunda desatascó a un Madrid que no acertaba a cambiar de marcha tras la temprana expulsión de un inocentísimo Peter Crouch. Con viento a favor, Di María y Cristiano completaron un triunfo que permitió al Madrid y su afición saborear sensaciones que empezaban a quedar ya demasiado lejanas en el tiempo.

El partido empezó como un torbellino. De hecho, ya pasaron cosas antes de que comenzara. Lennon se lesionó en el calentamiento, lo que obligó al Tottenham a pensar un plan B, con Gareth Bale a la derecha.

Apenas hubo tiempo para ponerlo en práctica. Adebayor, cuestionado por su sequía y el espectacular despertar de Benzema, cabeceó a la red un córner en el minuto 4. Como en su segundo tanto, el salto del togolés fue sorprendentemente limpio. Menos lo fue la entrada del balón a la red. Gomes no atajó y el balón se coló entre las piernas de Modric.

Crouch acabó de arruinar los presupuestos de Redknapp. Descontrolado, se lanzó con los dos pies por delante en dos jugadas absurdas ante Ramos y Marcelo, ambas a 80 metros de la portería inglesa. En una hizo blanco, en la otra no, pero el árbitro lo mandó a la ducha antes del primer cuarto de hora.

Así, el Tottenham se vio obligado a redibujarse de nuevo. Dejó a Van der Vaart arriba, y por detrás colocó dos líneas de cuatro. Se aprestó a resistir y lo consiguió ante un Madrid en el que volvía a faltar fútbol. Sólo el intrépido Marcelo descolocaba las firmes paralelas de los 'Spurs'. Özil apenas se dejó ver y Cristiano volvió a evidenciar que, mermado, es mucho menos Cristiano. El Tottenham llegó incluso a inquietar a los blancos en dos pelotazos sobre Bale que, cambiado ya a la izquierda, ganó con enorme facilidad la espalda de Sergio Ramos.

El Madrid llegó al descanso con la sensación que se había perdido algo. Retomó el partido con brío, pero todos sus ataques se canalizaban por el centro, una bendición para la defensa inglesa. El partido amenazaba con volver al carril del primer tiempo hasta que llegó una jugada que cambió su guión, y posiblemente también el de la eliminatoria: Cristiano forzó un córner y lo sacó rápido, en corto para Marcelo, que levantó la cabeza y se la puso de cine a Adebayor. Nuevo salto sin oposición del delantero, y balón, esta vez sí, limpio a la red.

El 2-0 tuvo un efecto terapéutico en el Madrid. Le calmó. Empezó a tocar con más calma y a abrir el campo ante un rival extrañamente tan poco combativo que no pareció inglés. Acobardado, al Tottenham se le hizo eterna la noche y el Madrid, sin hacer nada extraordinario, lo destrozó. Di María firmó el tercero en una acción a banda cambiada, de fuera adentro, a favor de la querencia de su zurda, que soltó un latigazo a la escuadra muy al estilo Robben. El Bernabéu se entregaba al festival que incluso permitió a Mourinho volver a intentarlo con Kaká. El brasileño asistió a Cristiano en el cuarto, que volvió a doblar las manos de Gomes.

El gol cerró un duelo que rescata al Madrid de la depresión liguera y sitúa en primer plano el sueño de la Champions. Fue el partido en el que el Madrid y su gente volvieron a recordar lo que se siente en las grandes noches europeas.
Noche mágica para soñar con la Décima

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