Fuente: el pais.es -- RAFAEL MÉNDEZ
La isla ha sufrido en los últimos días miles de movimientos sísmicos que presagian una posible erupción volcánica.- Cerrado el principal túnel de la isla.- Los 500 alumnos del municipio de Frontera no tendrán clase mañana.- Existe un plan para la posible evacuación de 4.000 personas
Alrededor de 300 personas han sido desalojadas esta noche de sus casas en el municipio de Frontera, en el Hierro, por riesgo de desprendimiento y realojadas en otras viviendas, según han informado las autoridades. Además, los 500 alumnos de dicha localidad no asistirán este miércoles a clase y se ha cerrado el túnel que une dicho pueblo con Valverde, capital de El Hierro. La isla, la más pequeña del archipiélago canario con 268 kilómetros cuadrados y unos 10.000 habitantes, ha sufrido en los últimos días miles de movimientos sísmicos que presagian una posible erupción volcánica.
El Hierro vive un experimento único en España: la preparación para una eventual erupción volcánica. Científicos del Instituto Geográfico Nacional (IGN) recorren los pueblecitos de la isla para explicar a sus habitantes qué puede ocurrir, contestar a sus dudas y calmar a la población. Además, Protección Civil de Canarias ha preparado un dispositivo para, en el peor de los casos, evacuar a 4.000 personas en cuatro horas. Para ello ha contactado con las navieras y aerolíneas que operan en las islas para utilizar sus naves en caso de erupción.
Los habitantes de la isla, se han tomado con calma la sucesión de terremotos que desde el 19 de julio sacude la tierra bajo sus pies. De los más de 8.000 seísmos poco más de una decena se han sentido, pero la intensidad creciente ha elevado la alarma.
"No podemos luchar con la naturaleza", resume Arminda Pérez Casañez, inmigrante de Venezuela hace 40 años. Se encuentra en la puerta de su casa en el pequeño pueblo de Sabinosa, uno de los más sacudidos. Arminda, que luce una medalla de la Virgen de Coromoto, apenas ha sentido los terremotos, pero reconoce estar informada. Ha acudido a las charlas que los científicos del Instituto Geográfico Nacional han dado y sabe que en caso de erupción debe ir a la plaza del pueblo y que, en teoría, debería haber preparado una maleta con lo imprescindible. No lo ha hecho como la mayoría de los consultados, que no parecen temer que la tierra se abra bajo sus pies.
Maite Padrón, directora del Hotel Balneario, ha sentido mucho más las cancelaciones de visitas que los terremotos. Es una constante en la isla: la tierra tiembla desde julio, y cada vez más, pero en muchos casos es apenas perceptible.
Aun así, todo está listo. Al menos sobre el papel. "No contemplamos en ningún caso desalojar toda la isla, pero sí manejamos distintas previsiones en función de lo que nos digan los científicos", explica Juan Manuel Santana, director general de Seguridad y Emergencias del Gobierno de Canarias. El problema es que nadie sabe qué puede ocurrir. "Si hay una erupción donde empezaron los terremotos, en el Golfo, ahí podría haber unas 4.000 personas afectadas. Ahora, los movimientos de tierra se están desplazando al sur y ahí apenas vive gente", explica el responsable autonómico. Y como ha añadido el IGN, organismo que ha elaborado distintas posibilidades sobre como puede producirse una erupción y los caminos que podría seguir la lava y las cenizas: "Desalojaríamos en cuatro horas", señala Santana. Para ello, se movilizarían barcos y aviones de las islas cercanas. Además, el personal del 112 en El Hierro ha sido reforzado y recibirá materiales para manejar una posible erupción.
El problema es que nadie es capaz de predecir qué va a pasar. En la ladera del Golfo, Rafael Abella e Itahiza Domínguez, dos investigadores del IGN, controlan que en los sensores que miden el movimiento todo esté bien. Llegaron aquí nada más notar, a mitad de julio, un movimiento inusual de tierra a desplegar una red portátil y admiten que "puede pasar cualquier cosa". Desde que todo se calme de repente, a que surja una erupción en el mar y nadie se entere hasta que la lava afecte al oeste de la isla. Pero también puede que ocurra en semanas o en años. Nadie sabe con certeza qué está ocurriendo con el magma, situado a entre 12 y 15 kilómetros de profundidad. Los sensores repartidos por toda la isla sí que notan los movimientos por leves que sean y los transmiten a Madrid sobre la marcha. Tanto, que Rafael e Itahiza saben de algunos de estos temblores por el mensaje que reciben en su móvil a la vez pero no notan nada.
Los seísmos crecen, en especial desde que el viernes pasado Canarias elevó por primera vez el semáforo de alerta volcánica y lo puso en ámbar, preemergencia. El lunes hubo casi un centenar de terremotos que llegaron a una magnitud de 3,6. En uno de ellos, en el pueblo de Frontera, solo la mitad del pueblo los sintió.
Entre los equipos de medición hay GPS que han detectado que la isla "se ha hinchado unos cuatro centímetros", como explica Itahiza. Con la subida de magma en el subsuelo, el terreno se expande.
Aunque desde el volcán Teneguía, en 1971, no ha habido ninguna erupción en Canarias, la población vive con relativa normalidad el fenómeno. El tríptico repartido para calmar a la población destaca que el archipiélago cuenta con "un volcanismo similar al hawaiano, donde la población convive a diario con sus volcanes activos" y pide a la gente que "no preste atención a los rumores alarmistas ni los difunda".
Pero los consejos no han calado del todo. El lunes, tembló la tierra mientras los jóvenes del instituto de Frontera recibían una charla sobre cómo mantener la calma en caso de terremoto. La respuesta no fue muy tranquila, según Ruyman Quintero, de 16 años y estudiante de tercero de la ESO.
La gente no tiene mucha experiencia porque desde 1793 no hay una crisis similar. Entonces dejaron constancia de los temblores las cartas que el alcalde mayor de El Hierro envió a la real Audiencia de Canarias en las que pedía barcos para evacuar a la población por los continuos temblores, como ha documentado la profesora de la Universidad de La Laguna, Carmen Romera. Esta explica que se cree que entonces no acabó en erupción, al menos no hay registros históricos o si la hubo no fue muy grande. Entonces quedó en nada. Esta vez, veremos.
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